Educación y cultura, la esperanza de la comunicación con sentido y propósito

 
Eduardo A. Bolaños Vargas - Comunicador. El pasado miércoles 11 de junio viví un momento muy especial en mi carrera como periodista y comunicador, fui premiado con la Mención de Honor de la primera edición del Galardón Inés Sánchez de Revuelta a la gestión en Medios de Comunicación con Fomento a la Educación y la Cultura.

Esto me llena de mucha alegría, motivación y además significa un compromiso profesional de mejorar constantemente en mi labor. Me siento realmente muy halagado porque esta mención de honor reconoce el esfuerzo que durante toda mi carrera he intentado realizar para la comunicación con un sentido positivo para las audiencias. Ya sea como comunicador en el Zoológico Simón Bolívar, en donde me especialicé en comunicación científica y educativa, o mi labor actual como educador del Museo Nacional del Costa Rica, así como en una serie de iniciativas personales de carácter no lucrativo, como esta Revista Sobrevuelo y sus antepasados "Tecnociencia" y "Umbralciencia".


Recordando el legado de Inés Sánchez de Revuelta


En un reciente artículo explicamos en detalle el Galardón, los premiados en las diferentes categorías y lo que esto significa para la comunicación de Costa Rica (https://www.revistasobrevuelo.com/2025/06/honrando-un-legado-personas-dedicadas.html), pero esta mención no se puede reducir a un simple reconocimiento, sentido y merecido al trabajo de doña Inés, sino que debe trascender y convertirse en un objetivo claro para una profesión que poco a poco a ido perdiendo esa chispa de calidad y humanidad.

Hablemos un poco de doña Inés, no es suficiente con mencionar sus récords en programas al aire, sus múltiples precios y reconocimientos a nivel internacional. Todo eso se queda corto ante el aporte que ella, como mujer de una calidad humana y de valores inquebrantables, dio a la televisión, a la educación y la cultura de muchas generaciones del país.

Me acuerdo de ella en mi niñez, muy pequeño yo en la casa de mis abuelos, siempre se sintonizaba el programa Teleclub al avanzar la tarde. Poco entendería yo de tantos y tan variados temas que trabajaba doña Inés con sus invitados, pero sin duda algo quedaba y más aún en la vida de mis abuelos, mientras disfrutábamos juegos de mesa. 

Estoy seguro, totalmente seguro, que todos los programas que en televisión y radio ahora se denominan "revistas informativas" y que contienen diferentes temas para la familia y el hogar, son inspirados en la innovación que doña Inés trajo a Costa Rica con Teleclub y otros programas variados.

Inés Revuelta Sánchez, hija de doña Inés y directora del Galardón, revive el legado de su madre, una mujer excepcional para la comunicación costarricense.

Pero mi recuerdo más claro de doña Inés lo tengo muchos años después, ya como periodista y trabajando en el Zoológico Simón Bolívar, fui invitado por doña Inés para participar en su programa hablando acerca del trabajo que realizaba la Fundación Pro Zoológicos para el bienestar de sus animales y otros temas como la educación ambiental.

Estaba el programa en Xpert TV, que es una televisora del grupo de Canal 7, por lo que me apersoné al edificio principal para poder participar los pocos minutos que nos brindaban en el programa, el tiempo en televisión es extremadamente valioso. Después de la curiosa sesión de maquillaje, me esperé en un auditorio de un tamaño importante mientras era llamado.

Y el recuerdo es muy claro. Doña Inés, ya de edad bastante avanzada y con problemas de salud que la mantuvieron alejada de las pantallas durante un tiempo, salió al escenario y me llamó para prepararme para la entrevista. Su sonrisa fresca, sincera, amable era aún más agradable que como se podría ver a través de las pantallas. Sus palabras cordiales, educadas demostraban que era una persona de una educación y una cultura innegable. 

Ciertamente el tema de los zoológicos siempre ha sido y será conflictivo, pero ella lo supo llevar con el profesionalismo y la humanidad de una persona verdaderamente experta, no tanto en el conocimiento, sino en el arte de poder comunicar, de llevar un mensaje con el vocabulario adecuado, en el tiempo perfecto, para poder transformar un acto tan común como una entrevista, en toda una experiencia pedagógica.

¡Qué lección más grande! Menos de 10 minutos bastaron para aprender cómo debe desempeñarse un comunicador, pero más que eso, cómo debe ser una persona integra en sus pensamientos, sus valores y sus acciones.


Ese día tuve el gusto de compartir con personas muy agradables, verdaderos profesionales cuyo trabajo demuestra que sí hay esperanza en que la comunicación debe estar enfocada en el fomento de la cultura, en educar a la población para crear una sociedad de paz, de progreso y de conocimiento para un mejor futuro.

No podría nombrar todas las personas con las que pude compartir unos momentos ese día, premiados y organizadores, pero algunos nombres ya están y seguirán estando en esa lista de personas que hacen un esfuerzo para que su trabajo tenga verdadero sentido y propósito... nombraré algunas personas y si se me olvida alguien mil disculpas... sin orden alguno:

Raquel León, Sergio Castro, Marilyn Batista, José Rodolfo Ibarra, Betania Artavia, Hilda Umaña, Trudy Poyser y los maravillosos locutores del programa Desayuno Azul de Radio 99,9 fm Débora Leitón y Ronny Quesada, que tuve el gran gusto de conocer en esa mañana.

Definitivamente, quedo tranquilo de que hay personas que con verdadera pasión comunicativa, nos brindan la esperanza de un mundo mejor.




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