Escritura manual en tiempos de la hiperdigitalización


Eduardo A. Bolaños Vargas - A nadie le sonará extraño que estamos en una época en que la digitalización ha invadido nuestras vidas. Desde las más tempranas etapas de la educación formal se ha ido disminuyendo el aprendizaje de habilidades manuales, como se hacía antaño. 

En este momento de la historia se ve como normal el uso del celular o teléfono móvil como una extensión de la mano, casi es imposible pensar en escribir una carta si no es directamente en un procesador de textos y todos el mundo tiene acceso a cámaras fotográficas y de video de calidad casi profesional en sus teléfonos.

Tampoco es que podamos decir que todo eso sea negativo, al contrario, el buen uso de las tecnologías nos permite almacenar y compartir información con una eficiencia superior a lo que nunca antes se ha logrado. Excluyendo de este tema a las redes sociales, el uso de las plataformas modernas de comunicación como el correo electrónico y las mensajerías, facilitan nuestra vida diaria y el trabajo, además que el almacenamiento en la nube permite asegurarse -en parte- que tendremos nuestros datos disponibles cuando los necesitemos, además del impacto ecológico.

Pero sigo pensando que no se debe dejar de escribir a mano, por algunas razones que quiero ahora exponer:

1- Escribir a mano, desde la escuela hasta la universidad, nos brinda mejores experiencias de aprendizaje, pues permite una conexión más directa entre los pensamientos y la materialización de las ideas en un cuaderno o una libreta, sin gastar parte de nuestro procesamiento mental en luchar contra un sistema operativo, sea cual sea.

2- La escritura a mano permite el desarrollo de sistemas de pensamiento avanzados, como mapas mentales, conceptuales, ilustraciones e infografías inmediatas que reflejan nuestra forma de pensar y elaborar el conocimiento, pudiendo ser repasado en cualquier momento.

3- Es necesario ejercitar los músculos de las manos, no perder la habilidad de crear productos materiales; además tiene menor impacto en la vista al no tener que estar sometido al brillo de una pantalla, y también mayor relajación de los músculos del cuello, entre otros.

4- Hay una gracia y un arte implícito en escribir, desde los inicios de los tiempos la escritura se ha convertido en arte y utilidad, y eso podemos rescatarlo.

Pero pregúnteme usted si yo hago lo que predico. Pues no. Muy a mi pesar he tenido que ir digitalizando mis procesos para facilitar mi día a día. Las notas de reuniones las tomo en digital porque ya me queda un registro que puedo revisar desde cualquier lugar y en cualquier momento. Aunque eso se puede sustituir por una fotografía de una página escrita a mano, por ejemplo.

Sin embargo, tampoco lo he abandonado del todo, tomo mis notas del día a día mano, en papeles reciclados y una agradable tinta verde o en lápiz, pues siempre me han parecido más limpios que los colores azul y negro. 

De mi parte, una de las cosas que siempre me ha gustado es escribir mis cuentos y otras obras en papel, no me siento bien escribiéndolas directamente sobre lo digital, siento que no tienen el mismo sabor, pero el precio a pagar es el inmenso tiempo que se requiere para trasladarlos a los sistemas digitales, cosa inevitable para cualquier postproducción.

La reflexión con este tema es que, así como hay movimientos de comidas lentas, de recuperar el tiempo perdido con tanto que dedicamos al trabajo y las labores, de dejar de usar el teléfono en momentos que estamos con las personas cercanas, deberíamos recuperar la escritura a mano -por lo menos de nuestras notas personales- para tener esa sensación de que estamos creando algo material y no quedarnos en lo etéreo.

Aunque podemos y debemos usar papel ya utilizado para algunas cosas, creo que también podemos darnos el gusto de buscar una buena libreta o un cuadernillo bonito, de papel agradable, líneas bien pintadas, una pluma o un lapicero que nos guste y comenzar a escribir... Recuperar así, uno de los grandes gustos de la vida.


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