Huerta Orgánica, un oasis de esperanza para los jóvenes de Tirrases de Curridabat
-Estudiantes del CTP Uladislao Gámez Solano aprenden de agricultura sostenible para ayudar a su comunidad.
-Este proyecto apoyado por Rotary San Pedro-Curridabat busca crear un entorno agradable para la cotidianidad de los estudiantes y sus familias.
Rotary San Pedro - Curridabat. Decenas de estudiantes del Colegio Técnico Profesional Uladislao Gámez Solano inauguraron un sueño que empezó desde hace meses atrás: poder construir una Huerta Orgánica Sostenible y Cosecha de Agua (AgriCultura), con la cual brindar un aporte a la comunidad de Tirrases de Curridabat.
Este sueño finalmente se cumplió hoy viernes 23 de febrero, con el apoyo del Club Rotario San Pedro – Curridabat Distrito 4240 y el patrocinio de los clubes Rotarios de Barcelona - Diagonal, Lyon, Lausanne, Edimburgo, Torino Dora y Stuttgart, que conscientes de las necesidades de la comunidad, brindaron los recursos para llevar a cabo la obra.
Este proyecto tendrá un gran valor para el mejoramiento de la calidad de vida de la comunidad en la que se ubica este prestigioso centro educativo, y la protección del ambiente, pues su objetivo es formar líderes estudiantiles que puedan ejecutar un adecuado manejo de la producción mediante técnicas orgánicas.
Doña Ileana Jiménez de Terán, coordinadora del proyecto indicó que “La propuesta del Club Rotario San Pedro-Curridabat es sencilla, un gran reto enfocado en establecer vínculos organizativos con individuos, y crear así una red descentralizada de educadores, líderes locales y estudiantes¸ se trata de apoyar a esos líderes que compartan nuestra visión y tengan una clara vocación de servicio orientada al embellecimiento y mejoramiento y al progreso de su colegio y su entorno, en procura de una población estudiantil sana y activa, dispuesta a jugar un papel en el alcance de su propia felicidad”.
La creación y el desarrollo de la Huerta Orgánica Sostenible tiene entre sus ejes desarrollar un pensamiento crítico en los estudiantes; apreciar el orden, la limpieza, la belleza y el valor de la naturaleza; entender la importancia y necesidad de sembrar, cosechar y producir para tener una sana alimentación.
Adicionalmente logrará contar con nuevos recursos comunitarios, convertir a los estudiantes en ciudadanos comprometidos, buscar soluciones ambientales en conjunto y fomentar la responsabilidad y la perspectiva de lograr un mejor futuro.
Un oasis de esperanza
Gracias a este aporte se crearán nuevas oportunidades de desarrollo social, ambiental y económico, aumentando el conocimiento de la agricultura orgánica sostenible y fomentando el desarrollo de talleres especializados en proyectos agroindustriales y productivos.
Además, con el desarrollo del proyecto, los estudiantes contarán con la oportunidad de obtener productos orgánicos de primera calidad para el comedor estudiantil, comercializarlos en la comunidad y además la posibilidad de convertir al CTP Uladislao Gámez Solano en la primera “Institución Educativa Dulce” del cantón de Curridabat.
“Desde nuestra perspectiva, nuestras casas, calles y nuestra comunidad son el epicentro de lo que hacemos, y, como es lógico, es allí donde tratamos de que lo bueno y lo bello nos circunde”, explicó doña Ileana Jiménez de Terán. “Wangari Maathai Premio Nobel de la Paz- 2005, amplió el concepto de Paz, para incluir el medio ambiente, como un camino hacia ella”, comentó.
Pablo Masis, director del CTP señaló que el proyecto es de mucho beneficio para la población estudiantil porque complementan la formación profesional. “El desarrollar en los estudiantes una formación integral consciente de la naturaleza y de su entorno, permite que el estudiante una vez que se egresa tenga esa visión de mundo que va más allá de una formación técnica”.
Desarrollo del proyecto
Aunque las primeras etapas de planeación se dieron desde antes del tiempo de pandemia, el proceso final de creación de la Huerta Orgánica Sostenible comenzó a verse en agosto del año 2023, cuando inició el proyecto con la limpieza de 1100 metros cuadrados en dos niveles, de lo que antes fue un basurero a cielo abierto.
Para setiembre del mismo año comenzó la construcción de infraestructura para drenajes y contención de aguas, gradas de acceso, establecimiento de áreas de cultivo en eras bancales con material orgánico.
Para octubre del 2023 se realizó la siembra de los primeros almácigos orgánicos y se estableció el sistema de riego que se aprovecha de las aguas llovidas que caen en los techos de la institución.
Historia de Tirrases[1]
Es el distrito # 4 del Cantón de Curridabat, constituido en el año 1880 por un grupo de fincas de mediano terreno, propiedad de un grupo reducido de familias nativas. A finales del siglo XlX el terreno era muy barato, la manzana no superaba los dos mil colones.
Por necesidades económicas, las familias pioneras deciden vender los terrenos a personas de las comunidades aledañas y los nuevos dueños dan inicio a la venta de lotes pequeños.
En 1907, en Tirrases se construyó y habilitó por años el Leprosario Las Mercedes –el cual debe su nombre a la donadora del terreno–, fundado con el lógico y único propósito de aislar a los leprosos de la sociedad. Estos enfermos eran atendidos por las Hermanas de la Caridad, a quienes, unos años después, se les construyó un espacio para su internamiento, el cual se conoce con el nombre de "La Casona".
El leprosario era una prisión de por vida sin contacto con el mundo exterior. Vale la pena destacar que el director de este hospital el médico costarricense Dr. Aniceto Montero graduado en Francia, junto con importantes médicos europeos le correspondió el honor de emprender la Cruzada Mundial en contra de la barbarie de que la lepra era contagiosa.
El leprosario fue testigo del paso del tiempo y se cierra alrededor de los años 70, para abrir nuevamente en el año 1976, ya erradicada totalmente la enfermedad, como el Instituto sobre Alcoholismo y Farmacodependencia (IAFA), bajo la dirección de la Dra. Irma Morales y el Dr.Chassoul, siendo los alcohólicos la mayoría de los pacientes. Luego cambió el nombre a ACERPA, una clínica de rehabilitación para alcohólicos y adictos, que funcionó por algún tiempo. Posteriormente, los estragos de los años hicieron que el edificio se erosionara y, por ende, no se utilizara durante un tiempo.
Ha sido uno de los aciertos de nuestra historia, digno de elogio, el convertir espacios relacionados con la violencia y la opresión, en espacios dedicados a la cultura y la educación
Se hacía imperativo retomarlo y fue entonces cuando, en el año 2006, la Municipalidad de Curridabat adquirió el terreno con sus instalaciones, que en estos momentos pertenecen al Ministerio de Educación Pública. Estas instalaciones, incluida la capilla, han sido sometidas a una restauración profunda. Todavía se ven algunos vestigios de lo que fueron las paredes del leprosario y algunas paredes quedarán expuestas como recuerdo de ese doloroso pasado. Esta reconstrucción alberga el Colegio Profesional y Técnico Uladislao Gámez, que cuenta con 1.300 estudiantes.