Parque Municipal Río Loro, un lugar para disfrutar de la naturaleza

Mónica Álvarez Chavarría, colaboradora Revista Sobrevuelo - Salimos temprano desde San José para aprovechar el día y -como es debido- la primera parada fue a desayunar, en este caso al Restaurante Bocadito del Cielo, ubicado en la Provincia de Cartago. Un lugar amplio y con una vista maravillosa, además de su deliciosa comida. Nada mejor que empezar el día con un buen desayuno. Omelette, Sánguche de jamón y queso fueron nuestras opciones, además de un jugo de naranja recién exprimido y un café con leche bien caliente.

Luego de contemplar el paisaje y saciada el hambre, nos dirigimos al Parque Ambiental Municipal Río Loro ubicado en Ochomogo, Cartago, que recién volvió a abrir sus puertas hace poco después de un tiempo cerrado. Hay que recordar que se reserva el campo en línea. El precio de la entrada es súper cómodo, mil colones, eso sí, hay que llegar temprano para asegurarse un buen lugar en el parqueo.


Como lo dice su nombre, este parque es administrado por la Municipalidad de Cartago. Cuenta con 23 hectáreas en el cual se encuentra el Río Loro. Sus principales objetivos son la conservación del recurso hídrico y la educación ambiental.


Se siguen los protocolos de medidas sanitarias como el lavado de manos, el uso de mascarilla a la hora de entrar y el distanciamiento.

Este hermoso lugar tiene varios puntos a visitar, incluyendo un Mariposario en el que se pueden observar diferentes especies, un Serpentario educativo dividido en varios módulos en donde se encuentran las serpientes, una pequeña pileta con tortugas, diferentes senderos, un play, áreas de picnic con ranchitos, un mirador de aves y un antiguo acueducto que se puede mirar desde un puente de madera.



En el recorrido de los senderos se pueden observar diferentes tipos de vegetación, un sin fin de insectos, gran cantidad de aves, algunos mamíferos. Tuvimos la oportunidad de observar un ratoncito silvestre que curiosamente se quedó junto a nosotros, una mariposa búho alimentándose de un fruto y un ave rapaz alimentándose.

Al finalizar nos sentamos en uno de los ranchitos a descansar y comernos una merienda antes de emprender el viaje de vuelta a San José, todo esto mientras mirábamos un mapache pasar cerca de donde estábamos.

Nos encantó pasar el día en este lugar, valió la pena sacar un ratito para conectarse con la naturaleza y renovar energías.

Fotografías: Mónica Álvarez (2021)













 

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